jueves, 17 de abril de 2008

Guayasamín

El dolorOswaldo Guayasamín (Ecuador, 1919-1999) es uno de los pintores latinoamericanos más prolíficos e importantes del siglo XX. Como hijo de padre indígena y madre mestiza, tuvo una infancia dura, llena de necesidades. Un terrible suceso marcó para siempre al hombre y su obra: presenció la muerte de uno de sus amigos de infancia a manos de las autoridades durante una manifestación y cómo su cadáver fue dejado en la calle junto con el de otros asesinados. Como ciudadano, defendió sus ideas por todos los medios reivindicando la defensa de los derechos humanos y las raíces indígenas del continente americano.

"Entrada a Guayasamín" son palabras de Pablo Neruda:

Los nombres de Orozco, Rivera, Portinari, Tamayo y Guayasamín forman la estructura andina del continente. Son altos y abundantes, crispados y ferruginosos. Caen a veces como desprendimientos o se mantienen naturalmente elevados, unidos territorialmente por la tierra y por la sangre; por la profundidad indígena.

Guayasamín entre los unos y los otros, emprendió en su obra el Juicio Final que les pedíamos a los solitarios del Renacimiento. Pocos pintores de nuestra América tan poderosos como este ecuatoriano intransferible; tiene el toque de la fuerza; es un anfitrión de raíces; da cita a la tempestad, a la violencia a la inexactitud. Y por ello, a vista y paciencia de nuestros ojos, se transforma en luz.

Suponemos que el realismo ha muerto. Y hemos celebrado el funeral porque no lo mataron los quiméricos, los irrealistas, sino los propios realistas que lo realizaron, extinguiéndose hasta presentarnos un realismo sin carne y sin hueso: la imitación de la verdad.

Guayasamín es uno de los últimos cruzados del imaginismo; su corazón es nutricio y figurativo, está lleno de criaturas, de dolores terrestres, de personas agobiadas, de tortura y de signos. Es un creador del hombre más espacioso, de las figuras de la vida, de la imaginación histórica.

Yo le tengo en mi santoral de santos militares, aguerridos, jugándose siempre el todo por el todo en la pintura. Las modas pasan sobre su cabeza como nubecillas. Nunca lo aterrorizaron.

Presento, y es mucho honor para mí, a este pintor germinativo y esencial, seguro de que su universo puede sostenerse aunque nos amenace como un derrumbe cósmico.
Pensemos antes de entrar en su pintura porque no nos será fácil volver.

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